El trompo mágico ¿En verdad un lugar mágico?

Después de caminar aprox. 1 kilómetro a la orilla de periférico, por pasarnos la parada y pagar una cantidad injusta al taxista, llegamos al “trompo mágico”; en donde al entrar de verdad se olvida por completo el aventurero camino de un miércoles lluvioso por la tarde.

Al llegar ahí la impresión de estar en un lugar con colores brillantes y agua que cae por grandes fuentes te permite sentir que estas retrocediendo el tiempo, las personas en la entrada son muy amables, incluso hablan con un lenguaje bastante común y de fácil comprensión que provoca tener la sensación de ser niño otra vez.

Personalmente, fue la primera vez que visite dicho museo por lo que todo lo que vi al entrar me fascino.

Existen muy pocos lugares en donde un adulto puede jugar como niño, incluso con ellos; las burbujas del tamaño de nosotros y jugar a grabar un programa fue muy divertido, realmente fue una experiencia muy agradable.

Probar con los conceptos de ciencia, cuerpo humano, medios, astronomía y música que a nuestra edad ya conocemos pero de una forma tan sencilla que a pesar de no ser niño en realidad se disfruta; después de recorrer el pabellón mágico fuimos al laberinto en donde nos taparon los ojos y nos guiamos con un bastón, durante el camino oscuro nos retaban adivinando por medio del tacto y el olfato; definitivamente descubrí que soy malísima con el olfato sin embargo adivine cualquier cosa relacionada con el tacto. Fue muy interesante esta experiencia, tenía años de no estar en un “sube y baja” ni de marearme en un tubo, en verdad el trompo mágico, es un lugar mágico.